Campaña Sin Maíz No Hay País

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La Campaña Nacional en Defensa de la Soberanía Alimentaria y la Reactivación del Campo Mexicano Sin Maíz no hay país, nació en junio del 2007, impulsada por más de 300 organizaciones campesinas, indígenas, urbanas, de consumidores, grupos ambientalistas, de mujeres, de derechos humanos, representantes de la cooperación internacional, intelectuales, artistas, científicos, estudiantes y ciudadanos de a pie, de casi veinte estados de la República mexicana. Desde entonces el objetivo ha sido luchar por la soberanía alimentaria fortaleciendo la producción campesina mediante políticas públicas favorables y un proyecto alternativo para el campo y el país, incluyente, justo, sustentable y solidario. La Campaña “Sin Maíz no hay País” se extendió a varias regiones, municipios y comunidades del país y logró acercar y coordinar acciones de diversos sectores rurales y urbanos, de productores y consumidores. Hemos construido una gran convergencia, un espacio compartido por diferentes actores y organizaciones, donde se respeta la agenda y la autonomía de cada una y se trabaja en propósito común. 

¿Qué pretende esta Campaña? En la Campaña Sin Maíz no hay País, queremos un país con soberanía alimentaria por lo que defendemos que:

  1. La producción nacional provea al pueblo mexicano de los alimentos básicos en vez de depender de las importaciones de comida. Por eso exigimos la Renegociación del capítulo agropecuario del TLCAN.
  2. Políticas públicas de desarrollo rural sustentable y con un Estado responsable.
  3.  Apoyo y fomento a la agricultura campesina y reconocimiento a sus aportaciones productivas, económicas, sociales, ambientales y culturales.
  4. Se prohíba la liberación de maíz transgénico en México y se impida el control de la producción y comercialización del maíz por empresas transnacionales.
  5. Se prohíba el uso de alimentos para producir agrocombustibles.
  6. Se eliminen los monopolios alimentarios y se prohíba la publicidad engañosa en alimentos y bebidas chatarra. Los  consumidores debemos ejercer nuestro derecho a decidir qué queremos comer. ¡No a las grandes corporaciones transnacionales y su publicidad engañosa que fomenta hábitos de consumo perniciosos para la salud!
  7.  Se respete el Derecho constitucional la alimentación y se vigile su cumplimiento para todas y todos. El hambre no espera.
  8. Se respete el patrimonio territorial de las comunidades y los pueblos rurales de campesinos y comunidades indígenas ante el acoso de los megaproyectos de inversión que no toma en cuenta de forma real a las y los afectados.
  9. Exigimos se respete la vocación social de la tierra –ejidos, tierras comunales y pequeña propiedad-, y se detenga la actual reforma agraria, ya que atenta directamente contra la producción de alimentos campesinos.
Región
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