Política pública
Van quedando atrás las épocas en que la ciudadanía movilizada se limitaba a protestar y oponerse a las iniciativas gubernamentales. En estos tiempos, sin dejar de tener una posición contestataria y una actividad de denuncia de aspectos cuestionables del quehacer de los distintos niveles de gobierno, las redes ciudadanas están teniendo una importante capacidad propositiva. Muchas organizaciones de la sociedad civil llevan décadas profesionalizándose en diversos ámbitos y han construido redes de colaboración con organizaciones de base, comunidades, pueblos indígenas y académicos/as.
En estos procesos de colaboración y diálogo, se han ido consolidando conocimientos técnicos, organizativos y jurídicos que confieren capacidad para incidir en las políticas y generar propuestas legislativas consistentes y viables. A las entidades de gobierno y a quienes están acostumbrados a tener el sartén por el mango, puede no resultarles fácil aceptar esta irrupción de la gente de a pie en la política, pero en este camino no hay marcha atrás. Los sectores sociales de base, las organizaciones comunitarias, las asociaciones civiles y los y las académicas están abriendo, a pesar de todos los obstáculos, vías de participación política desde la escala local hasta la nacional.