Transgénicos

Hay muchas preguntas sobre los efectos a largo plazo de los transgénicos sobre el ambiente, la salud y la soberanía alimentaria que siguen sin respuestas, mientras las variedades genéticamente modificadas ya crecen en los campos de muchos países del mundo. 

Hasta ahora ningún estudio científico ha demostrado que los alimentos derivados de organismos genéticamente modificados no signifiquen un riesgo para la salud humana y animal. En otras palabras: ni las empresas fabricantes de las semillas transgénicas ni los gobiernos que han permitido o fomentado su siembra pueden garantizar a la población que se trata de alimentos seguros para personas y animales a largo plazo. Los alimentos transgénicos podrían multiplicar las alergias porque algunos transgenes generan la producción de proteínas tóxicas para ciertas personas.

Los transgénicos también pueden afectar la economía campesina, las prácticas agrícolas tradicionales y los derechos mismos de los agricultores y campesinos. Éstos tienen derecho a producir, almacenar e intercambiar libremente las semillas locales, el cual es parte de la soberanía alimentaria. Con los transgénicos, las familias campesinas y la población mexicana entera corremos el riesgo de perder estos derechos, pues mediante las patentes las empresas tienen el control total sobre sus semillas modificadas, y cobran por su uso.